Fotógrafos profesionales en Mallorca
¿Qué puede pasar en una boda?
Empezamos un nuevo año deseosas de muchas bodas increíbles como las vividas en 2018. Me habéis pedido muchas veces que os cuente anécdotas que me hayan ocurrido…que son muchas. Por esa razón, quisiera compartirlas con todos vosotros.
Habitualmente, para nosotras las bodas empiezan unos días antes. Siempre solicitamos el planning para conocer todos los detalles con antelación. Obviamente, en todas las bodas hay sorpresas, pero mejor estar preparado…o al menos intentarlo.
Las situaciones divertidas son muy habituales. Imaginad una emotiva ceremonia en la que llora hasta el cura. Todos los invitados salen limpiándose las lágrimas, les pides que hagan un pasillo y tiren arroz, pétalos…lo que sea. De repente te miran asustados. Poco les falta para ponerse a llorar otra vez. Nadie se ha acordado de traer nada. Nosotras allí con la cámara sin saber muy bien qué foto tomar. La única solución: entrar corriendo en un supermercado que vemos cruzando la calle. ¡No puede ser, hay una cola horrible! Para situaciones de emergencia, soluciones de emergencia. Comienzo a gritar: ¡Permiso, permiso, hay una boda y los novios no van a tener arroz! ¡Si no hay arroz, no habrá hijos, por favor, déjenme pasar! Por supuesto todos me dejaron pasar y cuando volví a la iglesia todo el mundo agradecido. Las fotos salieron perfectas y la descendencia asegurada.
En otra ocasión ocurrió algo parecido. Acaba la ceremonia y algunos invitados me comentan que no hay pétalos. A veces la gente es un poco ansiosa y los habían usado todos para decorar el pasillo de la entrada. En la anterior había supermercado y en esta árboles. ¿Para qué quieres una floristería si tienes árboles con hojas y floreros llenos de flores? Ya sólo faltaba convencer a los invitados para ejercer de jardineros improvisados. En las bodas todo el mundo está feliz y todo les parece buena idea. La salida fue espectacular con unas fotos increíbles. Las hojas de los árboles junto con las flores mojadas de los floreros ofrecieron una escena preciosa. Sin olvidar por supuesto, a los invitados y los novios que no dejaban de reír.
En una ocasión nos tocó hacer las fotos de una boda manteniendo el equilibrio sobre una lancha deportiva. ¿Por qué llegar al lugar de la ceremonia en un cochazo si puedes ir en barco? Un sol que creí que se me derretía hasta el objetivo de la cámara. Los invitados en lo alto de un acantilado esperando impacientemente en un beach-club. Para ellos, al borde la insolación, la lancha iba a ritmo de tortuga, pero para mí, allí subida… ¿Habéis visto alguna película de James Bond? Así me sentía yo, intentando mantener el equilibrio. Por si eso fuera poco, querían grabarlo todo con un dron. Mantén el equilibrio, pero escóndete para no salir en la grabación. ¿Qué mejor lugar que debajo del asiento del capitán?
A veces nosotras no somos las únicas presas del pánico. Corremos, improvisamos, lo que haga falta para obtener la foto y captar las emociones. Por otro lado, están los novios, que por lo general, junto con nosotras, son el otro gran foco de nerviosismo. Nunca me he reído más que el día que una novia se me acercó muerta de la vergüenza.
¿Qué le pasó a la pobre mujer fruto de los nervios? Justo antes de cortar la tarta fue al baño como alma que lleva el diablo. ¿Quién tuvo la culpa, las prisas o los cientos de volantes del vestido? No lo sé, pero lo que sí sé es lo que pasó. Desafortunadamente, se olvidó de bajar el precioso tanga de encaje de La Perla que había elegido para la ocasión. Imaginaros su reacción cuando se percató de que algo raro pasaba debajo de capas y capas de tul. Cuando me lo contaba juro que no quería reírme, pero ¿Quién no se habría reído?
No se me olvidará una novia en pánico porque no encontraba el sujetador que iba con su vestido. Tendríais que ver 7 damas de honor en la misma habitación junto con su madre y hermana buscando como locas en cada rincón. La pobre, no paraba de llorar porque no sabían dónde estaba. Su hermana que se quita amablemente su sujetador para dejárselo pero claro…no era el suyo que estaba diseñado para ese vestido… Yo, sin poder hacer fotos a la criatura.
Reacción de la novia: llamar al novio para que buscase entre todos los sujetadores de su mesita de noche. Os podéis imaginar al novio con su “gran experiencia en lencería” mandándole fotos de todos los sujetadores blancos que tenía sin saber en qué se diferenciaban unos de otros…
Al cabo de una hora…una de las damas de honor lo encuentra en una de las bolsas de la habitación como si de un gran milagro se tratara. Yo ya no sabía si rezar a San Antonio para que apareciese o que hacer…Sin sujetador, no había fotos…
Está claro que como empiezas el día lo acabas…y para esta novia no fue la única sorpresa. ¿Quien te va a decir que un 26 de Agosto va a diluviar en Mallorca? Pues sí…llovía como si no hubiese mañana. Llegamos a la finca antes que los novios y ¿Cual es la sorpresa? Se había roto el toldo esa misma mañana y no había sitio donde meter la mesa nupcial.
Yo, no sabía donde meterme…Hablo con el catering para encontrar una solución. Al final lo único que se podía hacer era cambiar toda la distribución dejando un mínimo espacio entre las mesas y poner a los abuelos en las esquinas de la mesa nupcial.
Estas y muchas más son anécdotas divertidas que vivimos la temporada pasada. Os contaré alguna más porque hacen que las bodas sean inolvidables. Como podéis ver, no nos falta capacidad de improvisación. Nos adaptamos a las circunstancias y hacemos lo que sea necesario para que las fotos sean perfectas. Si nos contratas tu boda no será una excepción.
¡Nos vemos en tu boda!
