¡CUÁNTO HAN CAMBIADO LAS BODAS! por Rosa del Valle.
Hace años te invitaban a una boda y todo era sota, caballo y rey. Rara vez los novios lograban sorprenderte de alguna manera. Tratabas de llegar a la iglesia puntual para entrar antes que la novia. Te sentabas en un banco desde el que tener buenas vistas y disfrutabas del espectáculo. Llorabas de emoción…o no y llegaba el “ya puedes besar a la novia”. Después el arroz y las fotos con los invitados a la salida de la iglesia. Por fin, el banquete, los gritos de: “Que se besen”, el corte de la tarta con aquella espada que ni el Cid Campeador en la batalla de Alcocer, el tradicional baile a ritmo del Danubio Azul, barra libre y Paquito el chocolatero. Eso era todo.
TE VOLVERÍA A DECIR QUE SÍ UN MILLÓN DE VECES MÁS
Mucho han cambiado las cosas en los últimos años. Ahora, cuando vas a una boda nunca sabes lo que te vas a encontrar y presiento que con el paso del tiempo, todas las bodas serán como el 2021, una sorpresa tras otra. Hoy en día, los novios, en un intento por entrar en el libro Guinness de los eventos más originales, se esfuerzan cada vez más por sorprender a sus invitados. Normalmente lo consiguen, a veces de manera espectacular y otras, de una manera espectacularmente desastrosa.
Llegas al lugar de la celebración y lo que antes era una iglesia, catedral o capilla, ahora es un granero, nave industrial o acantilado. Antes te sentabas en sillas forradas con fundas de colores que hacían juego con los colores de la decoración y lazos enormes. Ahora solo encuentras alpacas, troncos, jaulas de fruta boca abajo o sillas vintage en las que tienes que hacer equilibrios para no matarte.
Los invitados ya no se fijan en lo que está pasando. Simplemente levantan el brazo y graban con sus móviles todo lo que sucede, intentando centrar bien la imagen. Cuando terminan su labor de videógrafos, lo envían, lo cuelgan en las redes y días más tarde, en algún momento de aburrimiento se acuerdan y ven el video para saber lo que realmente ocurrió mientras estaban allí.
Cuánto han cambiado las bodas…
“EL AMOR DISCULPA SIN LÍMITES, CREE SIN LÍMITES, ESPERA SIN LÍMITES, AGUANTA SIN LÍMITES. EL AMOR NO PASA NUNCA”
Hace muchos años, algún invitado leía la lectura de la primera carta del Apóstol San Pablo a los Corintios 12:31-13:8 sobre el amor. Ahora la gente prepara largos discursos lacrimógenos que deberían estar prohibidos, tan terminantemente prohibidos como bailar Paquito el Chocolatero dejando que la gente te agarre la cintura con sus sudorosas manos. Cuando acaba la ceremonia ya no hay arroz. Ese augurio de grandes descendencias ya no se desea ni a tu peor enemigo. Se ha sustituido por semillas de lavanda, hojas de olivo, romero o pompas de jabón, que no tienen ningún significado trascendental, pero lucen mucho más en las fotos.
Cuando yo era pequeña, todos conocíamos el menú de antemano: entremeses, ensaladilla, fritos variados, langostinos, lechazo y tarta San Marcos con un corte de helado de vainilla. Ahora, llegas al lugar del convite, que rara vez es un restaurante, y te tienes que localizar en un panel de madera, metal o cualquier otro material reciclado. Lo que antes era tan sencillo como sentarte en tu mesa, ahora se ha convertido en una búsqueda del tesoro para acabar en el único sitio que seguramente no querías.
Una vez sentados, te quedas maravillada con la decoración. A juzgar por la vegetación que adorna la mesa, podrías pensar que estás en una selva. Comienzan a llegar los platos y no tienes ni idea de lo que te estás llevando a la boca. Nadie grita que se besen aunque la gente se levanta y agita su servilleta sin parar hasta que los novios se besan para alegría de los asistentes. Eso sí, ahora hay cada beso…que, ¡Madre mía…! En eso ganaban las generaciones pasadas. Lo primero que dije cuando vi a Felipe VI besar a la reina Leticia en la frente fue: ¡Ahora sí que todo se va a la mierda! Y ya nada fue igual, adiós a los besos de Cary Grant para siempre.
Ya no hay corte de la tarta con espada. Ahora los novios escogen el diseño con tanto esmero que la ponen solo de adorno para que el fotógrafo haga la foto en la que ellos ni siquiera salen. Después, los camareros sirven otra que ya tienen cortada en la cocina y ni se molestan en que se parezca a la de la foto para dar el pego.
El baile ya no es lo que era, ahora ya no son vueltas y vueltas a lo tonto totalmente arrítmicas a ritmo de vals. De un tiempo para acá, los novios ensayan durante meses yendo a clases privadas para hacer coreografías con las que intentar emular al mismísimo Patrick Swayze en Dirty Dancing. Si ves que no vas a llegar a ese nivel, ni lo intentes porque estarás tirando el dinero a la basura. Cíñete a lo de toda la vida, que mover un pie para la derecha y después para el centro es bastante más sencillo que provocarte un esguince triple de cadera en tu intento por hacer bien algo en lo que nos has destacado nunca.
TODAS LAS AVENTURAS EMPIEZAN CON UN SÍ.
¡Cuánto han cambiado las bodas!
En lo que de verdad sí parece que ha pasado un siglo es en todo lo relativo a los detalles de boda. ¿Qué me decís de aquellas plaquitas de plata con la inscripción de la fecha y los nombres de los novios? O las figuritas de porcelana con la fecha escrita con rotulador dorado permanente…esas vitrinas que se compraban en todas las casas exclusivamente para poner los recuerdos de boda, bautizos y comuniones. Ahora se regalan productos típicos de la tierra, donaciones para asociaciones, vales regalo …nada que ver con las humaredas de los puros que se fumaban los hombres mientras el resto bailaba.
Lo único en lo que siguen coincidiendo las bodas de antes y las de ahora es en la barra libre. Ahí no se ha innovado nada. Dan el pistoletazo de salida y la gente a beber, como albañiles recién cobrados.
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[…] Mucho más importante que negociar un posible divorcio antes de casarse , lo cual ya dice bastante sobre las grandes esperanzas que tienes puestas en lo que estás haciendo, sería intentar hablar alto y claro sobre una serie de temas que es mejor aclarar antes de dar el gran paso. […]